sábado, 24 de septiembre de 2016

RAMSES



José Ramírez Pardo montó, en 1942, un taller en el Pasaje Barón de Griñón 6 de Barcelona, para la fabricación de moldes, matrices y troqueles que luego pudieran usarse por terceros en la fabricación de pequeñas piezas metálicas.

Tuvo como socio a su amigo (y buen mecánico) Luis Gispert. A nombre de ambos registraron sus patentes y modelos de utilidad.

En 1948 registraron la marca RAGIS (RAmírezGISpert) para estilográficas y portaminas, que a partir de 1952 se usó también para máquinas de fotografía (donde la óptica se adquiría externamente).

El negocio fue boyante, y en 1953 se trasladaron a la c/ Fábregas s/n de Espulgas del Llobregat, Barcelona, para dar cabida al aumento de producción de las máquinas de fotografía, pero en unos meses ambos amigos riñeron, distanciándose, y Gispert compró a Ramírez su parte en Espulgas, quedando éste con el taller de metales de Barcelona, y Gispert siguió adelante con las plumas, dando lugar posteriormente a la marca SCRIKSS. 

Pero durante el tiempo que estuvieron juntos, produjeron también unas plumas con la marca RAMSES, siempre en económica baquelita con capuchón roscado, y plumines de acero dorado de punta doblada con la marca grabada.



Estuvieron disponibles unos tres o cuatro años. No hay muchas, ni por cantidad, ni por modelos. Veamos los conocidos:


Pluma de la cabecera en baquelita jaspeada, de carga aerométrica “de chupete”, y tan solo marcada en el plumín.



Una pluma más elaborada, en baquelita jaspeada de mayor contraste, con un grueso anillo rayado en el capuchón, además de un clip más elaborado, y boquilla, tapón y contera negras. La carga es a botón.



Según estilograficavintage.com, donde se muestra una igual en negro, éste es el modelo 906 según su vitola, y tiene el único plumín Ramses “6” descrito (los aquí mostrados son todos “4”).
Tanto el número como la vitola en la faja de papel nos la han hecho comparar con la Atlántida 906 (que lleva un plumín “6”), y ello concuerda con la opinión de nuestro historiador D. Rafel Pujol, que dice: “debían ser fabricadas, total o parcialmente, por terceros, ya que el taller de Barón de Griñón no disponía de la maquinaria adecuada para fabricar plumas estilográficas.”


Una pluma grande en baquelita negra, con el mismo clip de la primera y un ancho anillo similar, pero no igual al anterior, aunque sí lo es su boquilla. Tapón y contera troncocónicas altas, con reborde.



Terminamos esta corta serie con la más sofisticada de las RAMSES, y de hecho, de todas las plumas de baquelita por nosotros conocidas.
Una pluma grande jaspeada, con tres anillos en un capuchón con cabujón sujeto por una arandela en corona que esconde la arandela de un clip “en flecha”, y con una contera muy larga para esconder el pulsador de botón.






Miguel Huineman


Se agradece a quienes han prestado sus plumas para fotografía, y a D. Rafel
Pujol sus aportaciones históricas.

viernes, 16 de septiembre de 2016

FOR EVER

(Esta entrada actualiza y sustituye a la publicada el 16/9/2016)


Tiene enjundia la cosa: una marca madrileña en la que trabajó la mujer de un tío mío. Pues no sabemos nada de ella.
Bueno, sí, que For Ever, S.L. se registró en 1955.
En su día, mi tía Lucía me regaló una base de cuatro bolígrafos de sobremesa, personalizada con mi acrónimo, que usé mucho durante la carrera pasando los dibujos de los apuntes a limpio. Pero por entonces yo no coleccionaba, y los apuntes los tomaba con una pluma Parker 45.
Ella insistía en que allí no se fabricaban más que bolígrafos y portaminas. Estilográficas no. Debió de ser tras dejar la empresa que se empezaron a producir, y de ello me he enterado hace poco por tropezarse una pluma conmigo.
Una pluma “de tubo” en acero, simple y básica, de carga por cartuchos y capuchón de cierre por click.


Plumín de acero sin marcar inserto en una boquilla de plástico rígido, como también el alimentador, los tapones de los extremos, y la zapata del clip (éste de fleje, grabado con la marca).

   Después han aparecido otras:

    La anterior en amarillo.

 Una de un modelo algo mayor, con el plástico en un bermellón exagerado (y            también en negro), con plumín distinto, grabado: 
IRIDIUM POINT – W. GERMANY

 Más una tercera, con bandas periféricas pintadas.

 Los plumines son tipo-Mutschler (los IPG chinos no son “West Germany”), lo que  hace sospechar que, viendo en For Ever las plumas Inoxcrom 77 finas y su simplicidad, se apuntaron a la moda de las “plumas de tubo”.

Digresión: Hoy nos parecen superadas, pero conviene recordar que, cuando Aurora lanzó su modelo HASTIL en 1970 – mucho mejor y sofisticado – todos los fabricantes mundiales se lanzaron al rebufo.
Arriba: Aurora HASTIL. Abajo: Pelikan 505, Élysée 70, Dupont CLASSIQUE, y Lamy LINEA.

Montblanc adquirió la licencia y eventualmente llegó hasta la “Noblesse”, Pelikan produjo desde 1979 la “Signum 505” y siguientes de la serie, e igual hizo Élysée.

S.T. Dupont convirtió su “Classique” en lujo, con lacas chinas y plumines de oro (en todas ellas se copió el escalón del plumín Hastil).
Lamy introdujo la “Serie Linea” plateada, con clip en plata 925 y plumín de 18K. Tubos de gala.
Reform-Mutschler tuvo un modelo ligeramente ahusado, con una sección que terminó en la Inoxcrom 77 fina. Incluso Waterman tuvo su “Centurion” (que dio origen a una larga saga en los años ‘90s, hasta la actual “Perspective”).
Las plumas “de tubo” están por todas partes, desde las más lujosas a las más básicas. Y en éstas últimas entraron las For Ever presentadas.

Pero a For Ever no debieron satisfacerle del todo las anteriores, o le gustó lo de fabricar plumas, porque también produjo otro modelo más cuidado, en tubo de aluminio anodizado, y con los detalles más elaborados.
Este modelo lo conocemos con su estuche, a juego con su bolígrafo.

Y bolígrafos es lo que FOR EVER fabricaba sobre todo, y por ellos se la conoce y recuerda.
Hay un bolígrafo que bien podría hacer juego con las primeras plumas:


   Famoso fue el mínimo “300” sin clip que acompañaba las agendas de bolsillo:


Luego estaban los bolígrafos M-50 de sobremesa.
El modelo a la izquierda, que aquí se presenta en blanco, pero de color negro, figuró en muchísimas oficinas, incluso en muchas como dotación al personal. La contera del bolígrafo estaba afilada para abrecartas.
Existió también con tres bolígrafos con distintos colores de escritura, señalizados siempre con una arandela del color sobre el manguito dorado.

La versión estándar del M-50 tenía la contera redonda y la boquilla en el color de la carga. A la izquierda está la base de cuatro bolígrafos de diferentes colores, de la que antes hablé que me había regalado mi tía. La versión comercial llevaba el logotipo del muñeco sujetando dos bolígrafos.
En el centro, un  modelo más elaborado (tulipa articulada), en base acrílica transparente, aquí con una espiga de trigo.
A la derecha, una base circular – las más veces sólidamente pegada – y con el bolígrafo unido por cadenilla, que se tenía en los sitios públicos para rellenar y firmar los impresos oficiales.

Todos los bolígrafos For Ever usaron las cargas “estándar DIN”, finas en tubo de latón, aún existentes.

Añadimos un breve repaso a los portaminas:

    El equivalente al bolígrafo anterior que hace juego con las primeras plumas:

   
   Es interesante notar que tiene diferente la boquilla y el agarre (“grip”)


El B-5 escolar. Era en aluminio anodizado, en múltiples colores.
Grabado, fue también muy usado promocionalmente (B2B), y al menos se suministró a CIROS, que lo vendió como su “402”.

 El “Bicolor”, para asientos contables en despachos:


Portaminas-marcador G-12 de sección triangular y mina gruesa.  Aún no se habían inventado ni los fluorescentes, ni los “Edding” para pizarras blancas borrables.

Para terminar, una anécdota: mencionar que FOR EVER realizó una novedosa campaña de publicidad a principios de los años ‘60s, insertando entre las viñetas de algunos “comics” la figurita de su logotipo (a veces incluso realizando parte de la acción). Una versión inicial y primitiva de los anuncios actuales que nos surgen como ventanas inesperadas (y molestas) en el web.



Miguel Huineman


Con agradecimiento a los muchos que han colaborado aportando nueva información y fotos, y se menciona – con sorpresa - ¡que esta entrada es la segunda más visitada del blog!

viernes, 9 de septiembre de 2016

BENGALA (Revisada 2)


La marca BENGALA se registró en 1932 por NOGUERA Y VINTRÓ, S.A., un mayorista barcelonés de material de oficina y escolar, con delegaciones en Madrid y Valencia. 

BENGALA fue la principal de sus marcas usadas para estilográficas, aunque bajo ella hubo también otros muchos productos (plumilleros, lápices, gomas, etc.). 

En un catálogo muy deteriorado de la casa, de Agosto de 1933, anuncian (sin nombrar en él a las Bengala): 


 “PLUMAS FUENTE. TIPOS ECONÓMICOS" 

  • “Extenso y variado surtido de plumas fuente con plumilla de oro desde 3’75 pesetas a 54’- pesetas una.
  • Agentes depositarios generales para España de las famosas plumas fuente inglesas CONWAY STEWARD.
  • Porta-estilográficas de fantasía, en marmolita, marmorita, frolit, etc. etc.
  • Plumillas de oro, oro imitación y doradas para plumas fuente. Puntos de cristal para plumas bambú. Sacos de goma y otros accesorios para la reparación de plumas fuente.” 

Que sorprende en varios apartados:


- Las BENGALA no estaban pues entre las “económicas” (costarían más de 54’- Ptas.), o bien empezarían como plumas tras la guerra civil, al impedir la autarquía importar las Conway.

- ¿Qué sería “oro imitación”? (pues las “doradas” van aparte)

- Una pluma con plumín de oro a 3’75 Ptas. es increíble.

- Debía existir una sutil diferencia entre “marmolita” y “marmorita”

- Las plumas de bambú con punto de cristal eran las japonesas con cargador “Crescent” (tipo Conklin) importadas en USA desde 1926 por Frank SPORS, y que representaban el sector más bajo de las plumas ínfimas (aunque el plumín de cristal era bueno).

Foto recientemente introducida de una pluma de bambú, con inserto del anterior  dibujo de catálogo. Como se aprecia, en ésta el saco también está destrozado.


(Nota: si algún lector consigue una, recuerde que la boquilla está pegada a un cuerpo de espesor muy delgado . Por desconocerlo, el autor rompió una hace años intentando cambiarle el saco).



Las plumas BENGALA disponibles tienen una apariencia propia del período de los años ‘30s y ‘40s, mayoritariamente son en celuloide, y de calidad media.


Pluma de la cabecera, en celuloide “cracked-ice” y carga por palanca. Plumín STYB de sustitución.

Pluma “de tubo” en celuloide jaspeado y carga por palanca. Plumín y (probable) clip de sustitución.

Otra pluma “de tubo” en celuloide jaspeado, aunque en ésta la tapa del capuchón y la contera suavizan la forma. El clip genérico ha sido ya visto en el blog en varias otras marcas. Carga a botón. Plumín LAKOR 14K.

Pluma de señora, similar en forma a la anterior. Carga a botón. Plumín dorado “Siganature”.

Pluma de celuloide “con hilos” y carga a botón. Plumín SOFFER.
Tapón bajo del capuchón, con cabujón.

Otra pluma de celuloide con un tapón bajo en el capuchón.
La transparencia del labio del capuchón es notable.
Plumín “Warranted 14K”.

Pluma en celuloide “de galones” y carga a botón. Plumín bicolor de acero “Warranted 304”. Boquilla muy corta.
El capuchón tiene una “tapa” negra y un clip de rodillo genérico, también ya visto antes en el Blog.

Muy similar a la anterior en otro celuloide rayado transversal, tiene una boquilla más normal, y un anillo blanco bajo la tapa del capuchón.
Plumín “Warranted 14K”. Vitola y sello de Aduanas.

Portaminas a juego con la anterior pluma.

Pluma ojival (torpedo) negra de carga por palanca. Clip (seudo-) militar.
Plumín Degussa 14K.

Pluma aerométrica y en plástico inyectado, de los tiempos finales. Clip genérico en flecha y plumín “Radiant” de acero dorado.




Miguel Huineman


Se agradece a quienes han prestado sus colecciones para fotografía, y a D. Rafel Pujol los datos históricos de la marca.

jueves, 8 de septiembre de 2016

PLUMAHISPANA VA A LA ESCUELA



Durante el pasado mes de Abril se desarrolló una casual conversación en el Colegio Público Blasco Ibañez de Cheste con las profesoras de 5º de primaria, sobre los instrumentos clásicos de escritura y lo poco que, cada vez más, se utilizan en centros comerciales, bancos, etc., donde te indican que cojas un palito y firmes sobre una pantalla de plástico, incluso ahora también te ponen una pantallita delante ¡y ni palito!”, “firme usted con el dedo” te dicen.                                                                                                           
Pues bien, en esa conversación hice saber que todavía uso pluma estilográfica para escribir, salvo cuando por razones obvias es imposible utilizarla, pero que siempre la llevo encima. En ese mismo momento una de las maestras me propuso realizar un taller de escritura con pluma estilográfica para los alumnos de 5º, curso que ellas llevaban ese año,  pues había entonces dos aulas de quinto. Nos planteamos de donde sacar plumas para tantos niños, unos 50.  Había dos posibilidades: comprarlas o pedirlas. Me decidí por la segunda opción en primer lugar, para tratar de evitar gastos a los niños o al colegio, enviándose un correo a cierto fabricante, que no nos contestó. Pensé entonces en los amigos de Plumahispana,  a los cuales les pareció interesante el asunto, e inmediatamente se pusieron a recopilar plumas “para estudiante”, reuniendo en pocos días más de 50 plumas, y muchos más cartuchos de tinta. En unos días el material estaba en el colegio, y por fin el 12 de Mayo, si no me falla la memoria, se llevó a cabo el taller.

Para comenzar se les preguntó si sabían lo que es una estilográfica, la mayoría no lo sabían, pero algunos de los niños sí la conocían, creo recordar en concreto a una de las niñas ¡que dijo que se la había visto usar a su abuelo!.
A continuación se les contó una breve historia de la evolución desde el simple cálamo hasta la estilográfica moderna, pasando por la auténtica pluma de ave que acabó dando nombre a este magnífico objeto de escritura. Sobre las plumas de ave preguntaron que si se desgastaba la punta qué se hacía, explicándoseles que se iba recortando dando la forma puntiaguda hasta que ya no servía por ser demasiado pequeña para manipularla, pero que con el tiempo y el ingenio humano se les acoplaron a las plumas de ave plumines metálicos, los cuales ya permitían una larga duración al instrumento de escritura.
Naturalmente se les dijo que para escribir, estas plumas debían hundirse cada pocas palabras en la tinta, que estaba depositada en un tintero, ya fuese de terracota, loza, metal o vidrio. Se les explicó que las plumas modernas comenzaron a aparecer más o menos a finales del Siglo XIX, pero que se fueron perfeccionando a principios de siglo XX.
Cómo no, preguntaron por la tinta y de cómo se hacía, poniendo especial interés en saber si se elaboraba con productos naturales, aunque para algunos estaba claro que procedía del calamar. Se les contestó que en un principio se hacía con mezclas de productos naturales, tales como polvo de carbón, resinas, etc.,  pero que actualmente llevan también productos sintéticos.

 A continuación, una de las profesoras realizó un dibujo en la pizarra representando una pluma moderna, para así poder explicar las partes que la componen y dándoles nombre, pues les llamó la atención que se les dijese que estos objetos tienen “anatomía”. Naturalmente se fueron nombrando y explicando cada una de sus partes: contera, cuerpo, boquilla, plumín, etc. También las abundantes maneras que hay desde que se perfeccionaron para cargarlas de tinta, tipos de carga que iban desarrollando los diferentes fabricantes: palanca, botón, émbolo, aerométrico, etc., hasta llegar a los modernos cartuchos de plástico, tras haber pasado por los de vidrio, diciéndoles que, excepto en el caso de los cartuchos, en los demás sistemas de carga hay que sumergir la parte del plumín en tinta para absorberla, accionando en cada caso su mecanismo.
Como preguntaban de qué modo se hacía, se les hizo una demostración con una de émbolo, y otra de carga aerométrica,  resultándoles más chula la aerométrica  al poder ser utilizada como “arma manchadora”…


A la pregunta de cómo se escribe con ella, primero se les enseñó a tomar la pluma entre los dedos como con cualquier bolígrafo, pero siempre por la parte superior de la boquilla, para evitar manchas no deseadas, y que para escribir con ellas lo hiciesen con suavidad, sin apretar sobre el papel, dejando que se deslice sobre la hoja de la libreta. A continuación se les enseñó a poner los cartuchos en la pluma que cada uno llevaba.

Ya para terminar, se escribieron unos versos en la pizarra, que debían copiar en sus libretas, debiendo añadir a continuación, cada uno, lo que se le ocurriese.
En ese tramo del taller fue cuando más lío hubo, claro. Unos preguntando si cogían bien la pluma, otros, que no les fluía la tinta, y por supuesto los que más: ¿cómo se quitaban la tinta de los dedos? - “En casa, acompañado de tus padres, con agua, un poco lejía y mucho cuidado, ¡ah! y que para limpiarla, si se va a guardar, agua clara”, se les dijo.
Naturalmente faltaba una pregunta. ¿Valen caras las plumas? Por supuesto, se les explicó.                                                               

Pero esto fue sólo el principio de una buena amistad entre ellos y la pluma, o al menos ese es nuestro deseo, aunque sólo unos pocos la conserven.



Eduardo Alcalde García

Nuestro agradecimiento a  Paz y María José, profesoras del colegio, y a Felipe González y Miguel Huineman, por su colaboración aportando las plumas que llegaron al colegio.